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jueves, 13 de noviembre de 2014

EL SULTÁN

En la tradición arábiga se refiere la escena de un Sultán abandonado por los suyos y por el tiempo, en un desierto perdido en simetrías.
La mención podría ocupar un capítulo entero o un breve párrafo, pero el albur de este Sultán es invariable. Tal vez mejor decir que es irreversible. 
Los años no lo fatigan, porque no existen. El tiempo es la deformación de las cosas -aún las más imperceptibles- y el desierto carece de ellas. Incluso los pensamientos se confunden con, abajo, la indiferente e innumerable arena, y arriba, el indiferente y vago cielo.
Nadie lo ha visto morir, y no hay razones para suponer que alguna vez lo haya hecho, ya que la muerte es plural y se da en los otros (en las comunidades, sociedades, consorcios y ejércitos).
Tal vez el Sultán esté aún ahí, trabajado por la ríspidas ráfagas de arena y el frío de la noche y el olvido.
Tal vez el Sultán seamos todos.

martes, 4 de noviembre de 2014

ANTI-VERBA


A veces quiero
recostarme sobre la sangre.
Fuera de la inflamada verba, 
sobrevaluada
y destinada a perder.
¿Cuantas veces las palabras
les ganan a las cosas?
El dolor de estómago,
el dulce frío de la mañana,
en los huesos
y la quemadura de la lengua,
es mejor que cualquier verbo,
mejor que cualquier predicado.